Un soplo es un ruido que se percibe mediante la auscultación cardíaca con el fonendoscopio y se produce cuando la sangre encuentra en su recorrido una estrechez o dilatación anormal, que convierte el flujo sanguíneo en turbulento.
Los soplos pueden clasificarse de diferentes maneras. El momento del ciclo cardíaco donde se escucha el soplo orienta al médico en el origen del mismo. En este sentido, un soplo puede ser sistólico si se produce en la sístole ventricular, o diastólico si se produce en la diástole.
En un corazón estructuralmente normal no se escuchan soplos, salvo excepciones. Se puede escuchar un soplo cardíaco en un corazón normal cuando hay fiebre, anemia o hipertiroidismo, entre otros.
Un soplo cardíaco que se ausculta en la edad adulta puede corresponderse a una afectación valvular (ver la página Cardiopatía Valvular), hipertrofia ventricular izquierda, comunicación interauricular (congénita) o interventricular (postinfarto), entre otros.
En la infancia se suelen detectar soplos con bastante frecuencia, siendo en su mayoría funcionales (sin cardiopatía estructural) y desapareciendo con el crecimiento del niño. Pero en ocasiones sí existen alteraciones o defectos cardíacos congénitos (comunicación interventricular, comunicación interauricular, estenosis pulmonar, ductus arterioso persistente, coartación de aorta, así como otra serie de cardiopatías congénitas aisladas o combinadas).
Por tanto, ante la auscultación de un soplo, el siguiente paso es la realización de un Ecocardiograma Doppler Color por el cardiólogo para descartar la presencia de cualquier patología orgánica. Es muy importante realizar esta prueba pues algunas alteraciones cardíacas pueden tener un tratamiento eficaz si se detectan a tiempo.