La reanimación cardiopulmonar (RCP) es la única manera de mantener la circulación sanguínea y la oxigenación en una persona que acaba de sufrir una parada cardiorrespiratoria. Si se realiza correctamente pueden aumentar las posibilidades de que la víctima sobreviva hasta la llegada del 061.
Todo el mundo debería saber hacerla. En mi opinión, debería ser temática obligatoria o al menos formar parte de una asignatura de Primeros Auxilios en los colegios e institutos, al igual que lo son las matemáticas y la geografía. Con la ventaja añadida de que estos conocimientos pueden salvar vidas.
Reconocer la PCR y avisar al 112
Según las recomendaciones del Consejo Europeo de Resucitación, lo primero que hay que reconocer es la situación de parada cardiorrespiratoria (PCR) en una persona. Si la víctima no responde y no respira con normalidad (puede que tenga una respiración agónica que no se corresponde con respirar bien) existen altas posibilidades de que se encuentre en PCR. Esto lo averiguaremos realizando la maniobra frente-mentón (ver la figura) y acercándonos y sintiendo si respira o no. Si la persona está sufriendo convulsiones, también es muy probable que esté en PCR. En ambas situaciones hay que pedir ayuda y avisar al 112.
No hay que perder el tiempo en si tiene pulso o no, pues muchas veces es difícil encontrarlo, y el tiempo es oro en esta situación. También hay que pedirle a alguien que traiga urgentemente un desfibrilador automático (DEA), actualmente éstos están presentes en la mayoría de espacios públicos.
Compresiones torácicas
Una vez avisado al 112, se debe comenzar a realizar la reanimación cardiopulmonar. Consiste en colocarse al lado del paciente y realizar compresiones torácicas (en la mitad inferior del esternón, colocando el talón de la mano en esta zona con la otra mano encima) a una frecuencia alta (cada 10 segundos hay que dar entre 17-20 compresiones), con el menor número de interrupciones posible. La compresión torácica debe hundir el pecho unos 5 cm para que sea efectiva.
Respiraciones
Es importante realizar respiraciones, pero si no está usted formado, realice únicamente compresiones torácicas. Aquellos testigos que estén formados pueden hacer las respiraciones. Después de 30 compresiones, hay que abrir la vía aérea, ocluir la nariz y dar 2 respiraciones. Las respiraciones se deben realizar de manera sostenida, de 1 segundo de duración cada una, observando cómo se expande el tórax. A continuación, hay que continuar realizando la reanimación cardiopulmonar con una secuencia de 30:2 (30 compresiones torácicas y 2 respiraciones).
DEA y consideraciones finales
Si tenemos suerte y han conseguido un DEA, conéctelo y siga las instrucciones del aparato. Puede que el ritmo sea desfibrilable y dé una descarga, o no lo sea y deba seguir con la RCP.
La reanimación cardiopulmonar hay que continuarla hasta que: 1) un profesional sanitario le diga que pare, 2) el paciente responda, abra los ojos y respire con normalidad o 3) se encuentre usted agotado, por lo que debería relevarlo otra persona para continuar con la reanimación cardiopulmonar.
La reanimación cardiopulmonar puede ayudarle en este tipo de situaciones, por lo que es mejor estar preparado. Difunda estas recomendaciones entre sus familiares y amigos. ¡¡Sus manos pueden salvar vidas!!.